
La fachada principal de la iglesia, coronada por almenas, data del siglo XII y presenta una portalada románica con un gran ventanal gótico. La planta es de cruz latina, queda cerrada por detrás del altar y retablo mayor, de Josep Tremulles (siglo XVII), con un gran rosetón. Tiene además tres robustas naves y cinco capillas abacales, muy cerca del altar mayor se localizan las tumbas de Pere II el Gran (siglo XIII) por un lado, y de Jaume II y Blanca d'Anjou (siglo XV) por el otro. El cenobio convertido en panteón real por el primero de estos reyes fue fortificado durante los siglos XIV y XV. El monasterio conserva dos claustros, el de la entrada turística que es gótica y reemplazo uno de anterior románico, del cual sólo queda el templete del lavatorio.
El aula capitular románica con cuatro columnas centrales contiene las tumbas en relieve de abades del monasterio.
El claustro posterior, mucho más sobrio, se estructura de forma rectangular y según la voz popular había sido transportado a este lugar, y reconstruido durante el siglo XVII, procedente del extinguido monasterio de Bonrepòs de Montsant. En este segundo claustro, encontramos dependencias como la cocina, el refectorio del siglo XVII, y el Palacio Real, mandado construir por Pere el Gran el 1280, que, aunque sufrió una destrucción el 1325 por un aguacero, fue reconstruido y ampliado aquel mismo siglo. De este palacio son remarcables el artesonado con policromía, la escalera con la columna de profir y el pozo central. Al lado de este segundo claustro se encuentra la antigua capilla románica de la Trinitat de vuelta de cañón, que constituyó la primera iglesia del monasterio. También son parte importante del conjunto del monasterio la bodega y el escritorio que se sostiene en dos columnas en forma de palmera. Dentro del monasterio son remarcables también el cimborio gótico coronado por una linterna barroca, y la torre de las Horas (siglo XVI).
El monasterio fue abandonado el 1835, a pesar de que ya en el 1820 hubo la primera de las desamortizaciones, y quedó abandonado y en proceso de destrucción durante mucho tiempo. El 1921 fue declarado monumento nacional y desde el 1931 quedó constituido un Patronato que se ocupa de su restauración.
Esta edificacion representa el gran poder que la iglesia catolica tiene en la faz de la tierra.
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